08
02
2019

Anaïs Duchet: los entresijos de la subtitulación de series

Anaïs Duchet, traductora audiovisual, nos comparte en esta entrevista el detrás de escena del trabajo de subtitulado de series de TV.

Anaïs Duchet, hija de anglistas cinéfilos, ha estado en contacto con lenguas extranjeras y películas en versión original desde su más tierna infancia. Intrigada por el modo en que se traducían películas y series, decidió hacer de ello su profesión. Comenzó estudiando traducción de inglés e italiano y, seguidamente, cursó el DESS Traduction et Adaptation Cinématographique (N. de la T.: Un DESS corresponde actualmente a un máster) en la facultad Lille III. A día de hoy, la joven ha traducido y subtitulado unos diez largometrajes y varias series, entre los cuales, los más conocidos son la serie The Walking Dead y la película Lo imposible, dirigida por Juan Antonio Bayona.

Es una apasionada de su oficio, por ello es miembro de la Asociación Francesa de Traductores y Adaptadores Audiovisuales (ATAA), en la cual lucha por un trabajo de calidad y por la valorización de su profesión, que, desgraciadamente, no cuenta con mucho reconocimiento.

En esta entrevista, esta especialista en subtitulación nos contará su experiencia como traductora de series de televisión y, concretamente, nos hablará del fenómeno fansub (N. de la R.: Fansub es la contracción del inglés “fan” y “subtítulo”. Los fansubbers son fans de series que las subtitulan ilegalmente con el objetivo de ofrecer episodios al público de manera casi simultánea a su estreno en Estados Unidos).

– Actualmente, presenciamos un entusiasmo a escala casi mundial por las series de televisión. Muchos fans, impacientes, se contentan con los subtítulos realizados por los fansubbers. Según tu opinión, ¿cuáles son los errores más frecuentes que estos cometen?

– El mayor problema es que quieren traducirlo todo. El objetivo de un subtítulo no es el de retranscribirlo todo, sino el de adaptar la traducción y tomar decisiones. Al querer explicarlo todo, el subtítulo invade la pantalla y el espectador no disfruta de la imagen. El traductor debe acompañar a la obra con discreción y debe intentar respetar al máximo las intenciones que se presentan en ella.

El segundo error reside en que dividen el trabajo de cada episodio entre varias personas para poder subtitularlo en 24 horas. Esto genera un problema de armonización y de incoherencia estilística. En ocasiones, nosotros realizamos la traducción de una serie entre dos personas, pero cada traductor subtitula un episodio alternativamente y, además, nos revisamos los subtítulos de manera recíproca. Actualmente trabajo en la serie The Walking Dead junto a otra traductora. Yo traduzco los episodios pares y ella los impares. A continuación, cada una revisa las traducciones de la otra para crear armonía entre los términos más recurrentes, así como para decidir entre el uso de la segunda persona del singular o el trato de usted entre diferentes personajes… Creamos un glosario de referencia, al igual que se hace en la traducción literaria, pero adaptado a un guion.

Además, como estos jóvenes adoran la cultura americana o la anglófona en general, no logran desvincularse de los términos originales. Cuando se traduce, es necesario saber renunciar a ellos. He escuchado muchas veces: “Esta idea no es traducible al francés, dejemos el término en inglés”. Esa pereza demuestra que no son traductores. Cuando se es traductor, hay que relacionar conceptos con ideas que no parecen traducibles.

– ¿Qué impacto tiene este fenómeno en tu profesión?

– Los fansubbers no son competencia directa para los profesionales. No venden su trabajo a laboratorios audiovisuales ni a cadenas directamente. El peligro es que el público se habitúa a un producto de mala calidad, y, como consecuencia, le cuesta valorar nuestras competencias y nuestro minucioso trabajo de traducción, que necesita tiempo y debe estar bien remunerado.

Sin embargo, este fenómeno ha provocado que las cadenas repararan en que debían trabajar con más rapidez. En Francia, las cadenas de televisión emitían las series con mucho retraso. Por ello, han instaurado sistemas de difusión como el US+24, mediante el cual el público puede acceder a series que han sido emitidas 24 horas antes en Estados Unidos. Esto no significa que las traduzcamos en 24 horas. Son acuerdos establecidos previamente con las distribuidoras. Los laboratorios reciben los vídeos con tres semanas de antelación. Esto nos permite tomar tiempo para perfeccionar el texto, para dejarlo que respire, volver a trabajarlo y ofrecer al espectador una serie subtitulada un día después de su lanzamiento en Estados Unidos. Por otra parte, nos parece una buena solución contra los funsubbers, ya que el argumento principal de sus artífices se basaba en que las series llegaban demasiado tarde a Francia y, por activismo, habían decidido encargarse de subtitularlas.

El objetivo de un subtítulo no consiste en retranscribirlo todo, sino en adaptar la traducción y tomar decisiones.

– Cuando trabajas con series como Agents of S.H.I.E.L.D., ¿cómo traduces los términos de ese universo imaginario?

– En lo que respecta al universo de Marvel, lo que hacemos generalmente es respetar las traducciones de las películas, porque consideramos que las personas que van a ver la serie son conocedoras de este universo y han visto las películas en el cine. Además, hay que tener en cuenta que se producen muchos cruces entre series y películas. Siempre existen referencias a alguna de las películas o a algún personaje de la serie y viceversa. En general, nos conformamos con las decisiones tomadas por los autores y subtituladores de las películas. Por ejemplo, para traducir el acrónimo S.H.I.E.L.D., que en inglés significa Strategic Homeland Intervention Enforcement Logistics Division, hemos retomado la traducción al francés elaborada por el autor de los subtítulos de la película Avengers, de Thomas Murat: Stratégie Habileté Intervention Exécution et Logistique Défensive (N. de la T.: Acrónimo traducido al español como Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística y Defensa).

– ¿Fue el funsubbing el detonante de tu compromiso con la Asociación francesa de Traductores y Adaptadores Audiovisuales?

– No, el funsubbing llegó poco después de la creación de la ATAA, pero es un asunto contra el cual nos hemos visto obligados a reaccionar con rapidez. Sin embargo, desgraciadamente no podemos luchar contra este fenómeno. Porque son sitios que se desarrollan en el extranjero o que abren bajo el dominio .eu y, por ello, es muy difícil encontrarlos y conseguir que los cierren. Nosotros luchamos contra la popularidad del funsubbing de otro modo, sensibilizando al público, monstrándole la diferencia entre los dos y destacando el valor de la subtitulación profesional.

La pereza demuestra que no son traductores. Cuando se es traductor, hay que relacionar conceptos con ideas que no parecen traducibles.

– ¿Cómo ves el futuro de los traductores especializados en la subtitulación de series de televisión?

– Soy más bien una persona optimista y quiero seguir en la misma óptica. Cada vez se emiten más series en Francia. Por ello, ahora hay más trabajo que antes. Sin embargo, hay que estar alerta ante las condiciones en las que se realiza este trabajo. En primer lugar, con la popularización de la subtitulación, nos enfrentamos a un peligro de disminución de costes. En segundo lugar, nos encontramos ante el problema del volumen, que podría afectar a la calidad. De hecho, si no tenemos el tiempo suficiente para trabajar una traducción, esta no estará lo suficientemente pulida. Es el nervio de la guerra. Además, para tener tiempo, el traductor debe estar bien pagado por un proyecto para no encadenar varios y no terminar haciendo una carnicería.

En cuanto a los funsubbers, con la llegada del US+24, algunos han cesado de hacer subtítulos para series. Por desgracia, fomentar la oferta legal de subtitulación no entra en sus planes. Más bien optan por piratear los subtítulos hechos por profesionales para, seguidamente, subirlos a la red. Así que ya ni se molestan en hacer los subtítulos, ¡los roban! Es más, más de una vez he encontrado subtítulos míos por internet y siempre son piratas, aunque al menos ahora, como ya no ejercen de traductores, han dejado de cometer errores de subtitulación. Para marginar esta práctica de funsubbing, es necesario que el público se decante por la oferta legal. Es de pago, pero es el único modo de obtener una oferta de calidad. Es como el streaming legal frente al ilegal. Con Deezer, la gente acepta pagar 10 euros al mes para tener acceso a una biblioteca musical ilimitada.

Traducción al español: Carmen Regueira

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Este articulo fue escrito por Lara

Lara estudió fotoperiodismo en el IHECS, en Lieja, Bélgica. Luego de viajar mucho por Asia y Nueva Zelanda, decidió establecerse en Buenos Aires y hoy trabaja en Cultures Connection.