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2018
Gustavo Recalde, traductor de Le Monde Diplomatique Cono Sur

“Son pocas las editoriales que cuidan a sus traductores”

¿Cómo funciona la traducción periodística en un período de crisis para el sector? Cultures Connection conversó al respecto con Gustavo Recalde, traductor argentino que colabora desde 2002 con la adaptación al español de las notas del Le Monde Diplomatique Cono Sur.

La crisis económica actual de los medios de comunicación es conocida, no tanto las repercusiones al interior de cada empresa periodística. Recortes sensibles de personal, retrasos y falta de pago de salarios, menores coberturas de actividades, empobrecimiento en la originalidad y calidad de las producciones, tareas múltiples para un mismo empleado. Las escenas se repiten en redacciones y estudios, cualquiera sea el medio o el país de origen. La traducción periodística, ya postergada en la previa de este fenómeno, es casi una rareza.

Los medios transnacionales o los que trabajan particularmente con notas internacionales son los que se dan el lujo de tener especialistas para adaptar sus contenidos a ciertos idiomas, avalados antes que nada por la rentabilidad económica o la necesidad política de los mercados a los que aspiran llegar. De lo contrario, son los periodistas que dominan una lengua extranjera los que se encargan de las traducciones, sin la formación y el rigor necesarios.

“Las traducciones para editoriales, en general, están muy mal pagas e insumen mucho tiempo de trabajo. Las traducciones públicas se pagan mejor, pero dependen del volumen de negocios que exista en el país”, explica Gustavo Recalde (Buenos Aires; 1967), traductor público, locutor nacional y licenciado en Comunicación.

Recalde sabe de lo que habla. Se las ingenió para combinar el gusto por los idiomas, la pasión por la lectura de crónicas periodísticas y la facilidad para redactar, y desde hace años que trabaja como traductor francés-español en medios gráficos. Se desempeña en las revistas Nueva Sociedad Review pero tal vez su tarea más reconocida sea en el Le Monde Diplomatique Cono Sur, versión sudamericana del emblemático periódico francés, que cuenta con la particularidad de estar obligada a completar el 75 por ciento de sus páginas con artículos provenientes de la casa matriz y dispone de unos 10 traductores freelance para hacerlo.

Hoy, Recalde no se dedica exclusivamente a la traducción para medios gráficos, complementa esta tarea con el trabajo de traducciones públicas, el dictado de clases de Locución y otros proyectos de creación de contenidos culturales radiales. «Me siento más un comunicador», aclara.

– ¿Qué diferencias hay entre la traducción en medios de comunicación y en otros sectores?

– La diferencia sustancial es que las traducciones para medios son de difusión masiva. Deben ser precisas, pero dinámicas y ágiles en su lectura. El traductor debe lograr que el texto “lea”, ya que cuando el lector tiene que hacer un esfuerzo por una traducción poco cuidada, probablemente lo abandone.

– Hacer el Le Monde Cono Sur implica un proceso de producción de dossiers largo y minucioso que quizás lo hace distinto a la media de las publicaciones periodísticas en Argentina. ¿Podría explicar cómo es su trabajo desde que le ofrecen una traducción hasta que la nota se publica?

– Los artículos llegan de la publicación francesa, que hace un primer trabajo de lectura y edición del artículo original en francés enviado por los autores. Una vez recibidos en Argentina, los editores o redactores se encargan de distribuirlos a los traductores. El traductor recibe el artículo por correo electrónico y, en general, dispone de 48 horas para traducirlo. A veces, según la extensión y la urgencia por los tiempos de cierre de la edición, la entrega es de un día para el otro. Una vez realizada y enviada la traducción, el editor se encarga del proceso de edición del artículo traducido al español: la reformulación de títulos, volantas, redacción de copetes. Coteja además que no existan problemas de traducción, por lo que tiene que conocer el francés. Luego interviene el corrector, encargado de realizar los ajustes necesarios en materia de redacción, correcciones ortográficas y de estilo.

– ¿Una vez lista la traducción ya termina su tarea o hace un seguimiento hasta su publicación?

– Lo que suelo hacer es leer mi traducción, una vez publicada, para saber qué modificaciones hicieron con respecto al texto que entregué. Sobre todo, aquellas relacionadas con la redacción. Eso me permite incorporar nuevos recursos de escritura. No siempre coincido con las modificaciones realizadas, pero hay que asumir que forma parte del trabajo. Igualmente, el balance es positivo: son más las modificaciones que suman que aquellas con las que no se coincide. Por suerte, nunca tuve reclamos ni observaciones con respecto a problemas de traducción. Y ya llevo 16 años, lo que es una buena señal.

El traductor debe lograr que el texto “lea”, ya que cuando el lector tiene que hacer un esfuerzo por una traducción poco cuidada, probablemente lo abandone.

– ¿Qué criterios tiene en consideración a la hora de traducir una nota?

– El criterio que utilizo es hacer los mayores esfuerzos para que se deje leer, aun cuando el texto original en francés no fluya. Siempre respetando lo que el autor escribió, por supuesto. No significa traicionar su contenido ni su nivel de complejidad.

– ¿Qué problemas específicos existen en la traducción para un medio de comunicación?

– En las traducciones para medios de comunicación hay apremio por los tiempos de entrega, lo que hace que el proceso de revisión sea más breve, que el texto no pueda descansar lo necesario para ser leído días después con nuevos ojos. En un diario es lógico. No hay otra opción con respecto a los tiempos de entrega, ya que la noticia o el artículo de opinión perderían actualidad. Igualmente, suele ocurrir con otro tipo de traducciones menos urgentes que se las deja para el final, se subestima el trabajo y los tiempos que insume realizar una buena traducción.

– Otra peculiaridad del Le Monde Cono Sur es que las traducciones de notas en francés que se realizan en Argentina también son compartidas y utilizadas en otros países hispanoparlantes donde el periódico se hace. ¿Tiene en mente a todos estos públicos con sus diferencias culturales e idiomáticas?

– Sí, trato de evitar los localismos; el uso del voseo, por ejemplo. Igualmente, los redactores de las demás ediciones en español que reciben nuestras traducciones hacen los ajustes pertinentes para el español hablado en su país, particularmente la edición española.

En las traducciones para medios de comunicación hay apremio por los tiempos de entrega, lo que hace que el texto no pueda descansar lo necesario para ser leído días después con nuevos ojos.

– ¿El periódico tiene algún manual de estilo con requisitos estético o técnico para sus traductores?

– Tuve un par de reuniones con la editora cuando comencé a trabajar, en las que recibí las indicaciones necesarias, como por ejemplo evitar localismos o expresiones muy rioplatenses; o en la adaptación de tiempos verbales evitar el presente histórico, muy usual en el francés. A partir de ese momento, con algunas indicaciones generales que pudiera hacer el redactor o editor por mail, y gracias a la experiencia de trabajar en medios de comunicación y ser un asiduo lector de notas periodísticas, no tuve mayores inconvenientes para traducir. Por supuesto, hay artículos que presentan batalla, lo que significa más horas de trabajo.

– ¿Cómo son esos artículos?

– Son artículos que requieren un trabajo de investigación mayor por sus temáticas, o con contenidos muy técnicos. Pero también hay artículos con una redacción que exige un mayor trabajo de reformulación, en los que las frases en español tardan en llegar por las características del texto original, por su redacción. No se trata sólo de que el contenido sea comprensible, sino de que el lector se sumerja en el artículo sin tropezarse con las palabras.

– ¿Los derechos de autor de la traducción son del diario?

– Pertenecen al diario. Alguna vez me interesé por el tema derechos intelectuales, cuando vi mis traducciones en diferentes medios, pero es una batalla perdida. Hoy por hoy, hacer un seguimiento de tus traducciones, que se reproducen en la red, es imposible. Trato de luchar para que se paguen buenas tarifas que compensen esa difusión incontrolable. Son pocas las editoriales que cuidan a sus traductores.

– ¿Cómo es su rutina de trabajo?

– No bien recibo el artículo, hago una primera lectura muy rápida para tener una idea del tema y su complejidad, y organizarme con los tiempos. Con la ayuda de diccionarios bilingües y monolingües, páginas o artículos relacionados con la temática, voy avanzando. El desarrollo actual de Internet agiliza enormemente el proceso, te permite investigar a medida que traducís. Soy de los que escriben opciones para algunas frases o palabras y recién en una segunda o tercera lectura elige la versión definitiva. Las primeras, segundas y hasta terceras lecturas de mi traducción las hago siguiendo meticulosamente el original. En la última, previa a la entrega, ya no recurro al original y trato de hacerla tiempo después del proceso de traducción, con nuevos ojos despegados del original. Es la más placentera.

La inmediatez y la reducción de costos atentan contra la calidad del producto. Pero es un problema que también se observa en artículos no traducidos.

– ¿Sigue las traducciones que se hacen en distintos medios de comunicación?

– Leo libros y artículos traducidos.

– ¿Qué nivel de traducción ve?

– Me enojo mucho cuando hay textos que “no leen” por una mala traducción o una traducción poco cuidada. Todavía quedan buenos traductores, pero en la medida en que se siga pagando mal y la variable “menor costo” sea la que prime, la profesión del traductor se irá desprestigiando y cada vez habrá menos profesionales que se dediquen a traducir seriamente y vivan de la profesión.

– ¿Hay interés en los medios de comunicación por lograr buenas traducciones?

– Depende. En general, los medios que trabajan esencialmente con textos traducidos disponen de mayor tiempo para editarlos y revisarlos, tienen un mayor cuidado y exigencia. En las traducciones de diarios, por ejemplo, observo poco cuidado, problemas de redacción. Lamentablemente, hoy el fenómeno del teletrabajo y la deslocalización privilegia los costos por sobre la calidad. La inmediatez y la reducción de costos atentan contra la calidad del producto. Pero es un problema que también se observa en artículos no traducidos. Al traductor lo afecta en el sentido que desmoraliza y hace que te replantees tu trabajo y busques nuevos horizontes laborales. Puede sonar pesimista, pero a modo de broma siempre digo: “en mi próxima vida no voy a ser traductor”.

– ¿Puede considerarse periodista a un traductor?

– En las traducciones para un medio gráfico de difusión masiva uno termina haciendo, sin proponérselo, una pequeña edición de los artículos; es una suerte de trabajo periodístico.

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Este articulo fue escrito por Gonzalo Olaberría

Antes de comenzar como Digital Content Manager en Cultures Connection, trabajó en Argentina como periodista para medios gráficos nacionales y como consultor en comunicación política y corporativa.