La interpretación al rescate de las lenguas indígenas para defenderlas y promoverlas es una meta cotidiana para la protección de ese legado único.
¿Han oído hablar del quechua, guaraní, mapuche, toba? ¿Sabían que existen 28 lenguas minoritarias en Argentina? Quince de ellas son indígenas y solamente dos se utilizan a nivel institucional. Lamentablemente, al igual que en muchas otras regiones del mundo, la mayoría está amenazada porque sus hablantes se vieron obligados a asimilar otro idioma. Para preservar este legado, hay dos soluciones: la defensa y la promoción.
Defender y promover
Defender un idioma consiste en otorgarle un estatus oficial, reconocer su pueblo, aumentar su representación en las áreas públicas y otros órganos de la sociedad civil, y ampliar su visibilidad mediática a través de los traductores e intérpretes.
Promoverlo es, por un lado, brindar a los ciudadanos la oportunidad de practicar su dialecto en cualquier situación y, por el otro, formar a esos traductores e intérpretes de modo tal que puedan ayudar a los hablantes de la lengua a comunicarse con más soltura.
Pero ¿cómo podemos lograr que los pueblos indígenas practiquen su idioma cuando las autoridades de su país no lo entienden? Diferentes organizaciones de todo el mundo, como la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI), llevan a cabo actividades con el fin de promover las lenguas indígenas y capacitar a nuevos intérpretes.
La función de las lenguas
Para las instituciones internacionales, la preservación de las lenguas en peligro de extinción es una misión diaria. Según la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, las lenguas habladas por las minorías étnicas de cada país deben ser respetadas y honradas sin discriminación.
Constituyen una riqueza invaluable del patrimonio de la humanidad, por lo tanto, conviene divulgarlas dándoles la posibilidad a sus hablantes de expresarse en su lengua materna. Por ejemplo, el hecho de que personalidades como Evo Morales, proveniente de una minoría, haya accedido a un puesto de responsabilidad es fiel reflejo de los progresos realizados.
Anteriormente, muchos jóvenes se veían obligados a aprender español para poder asistir a la escuela. Sin embargo, desde hace varias décadas, la ley argentina reconoce el derecho a la educación bilingüe. Con esta reforma, jóvenes estudiantes enseñan su propio idioma a las futuras generaciones. ¿Será un primer paso hacia una larga carrera de interpretación para algunos? La formación de intérpretes permite a las instituciones ofrecer una atención personalizada a los ciudadanos con el fin de que se expresen en el idioma que dominan mejor.
Los obstáculos de la formación
No cabe duda de que este proyecto encontrará varios obstáculos. Una lengua es considerada minoritaria cuando la utiliza un número limitado de hablantes, por ende, la cantidad de futuros posibles intérpretes es, a su vez, restringida.
Aunque el monolingüismo ha resultado ser la excepción en la Argentina, no todos cuentan con las habilidades necesarias para dicha profesión. El dominio de una lengua debe ir acompañado de una sólida formación, lo que implica enormes esfuerzos de aprendizaje. Además, esta profesión no está muy difundida y, generalmente, es agotadora; por tal motivo, resulta difícil motivar a los jóvenes a encararla.
Por último, los servicios de interpretación son, ante todo, necesarios en los campos que cuentan con una jerga específica y, a veces, técnica, por ejemplo, la educación, la salud y la justicia. Incluso, suele suceder que no existe un equivalente en los nuevos conceptos occidentales.
Pese a que, en estos últimos años, aumentó significativamente la cantidad de hablantes de lenguas minoritarias, la lucha por su salvaguardia está lejos de llegar a su fin. El papel del intérprete es clave, y es fundamental que esta profesión gane en visibilidad y en reconocimiento.
Cuanto más se reconozcan los derechos de los trabajadores, más jóvenes se sentirán motivados y trabajarán para defender su legado. Además, los factores políticos y económicos no deben subestimarse en este contexto, pero, lamentablemente, los pueblos indígenas representan, en general, la clase más pobre de la sociedad.
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