El francés está en retroceso en las instituciones europeas en beneficio de otros idiomas, especialmente el inglés que cada vez ocupa más espacio.
Desde el 1ero de julio del 2013, la Unión Europea debe administrar 24 idiomas oficiales a saber: el alemán, el inglés, el búlgaro, el danés, el español, el estonio, el finés, el francés, el griego, el húngaro, el irlandés, el italiano, el letón, el lituano, el maltés, el neerlandés, el polaco, el portugués, el rumano, el eslovaco, el esloveno, el sueco, el checo y el croata. ¿Qué lugar ocupa la lengua francesa en este contexto plurilingüe?
El inglés conquista cada vez más espacios
Los principales idiomas de trabajo son el inglés, el francés y el alemán pese a que en los últimos años el inglés se ganó un lugar privilegiado hasta convertirse incluso en la «lengua vehicular»[1] de la UE, bajo la forma de una jerga interna. Luego de siglos como el idioma de las grandes cortes, de los salones, de los intelectuales, de los científicos y de la diplomacia europea, hoy el francés se encuentra debilitado. La riqueza de su vocabulario y su exactitud le dio el estatuto de lengua perfecta para la diplomacia. Por lo contrario, el inglés, más conciso y castigado por su vulgarización actual, puede generar interpretaciones y traducciones erróneas.
El lento declive del uso del francés
La delegación general de la lengua francesa y lenguas de Francia del Ministerio Francés de Cultura y Comunicación presentó en el 2012 al Parlamento francés un informe sobre «el empleo de la lengua francesa en el seno de las instituciones europeas» [2]. Si analizamos únicamente el caso de la Dirección General de Traducción de la Comisión Europea, vemos en las «lenguas fuente» de los documentos traducidos en 2011 que el francés ha casi desaparecido en comparación al inglés y a otras lenguas. En 1996, el francés era la lengua fuente del 40% de los documentos. En 2011, sólo el 6%. El uso oral del francés sigue siendo bastante frecuente en todas las instituciones europeas que sesionan en Bruselas y en Luxemburgo, aunque la participación a las reuniones de los nuevos Estados Miembros incorporados cambia frecuentemente el diálogo al inglés. Todos los proyectos de textos legislativos trasmitidos por la Comisión al Consejo están redactados en todas las lenguas oficiales. En cambio, las primeras versiones de estos textos son mucho más frecuentes en inglés que en francés.
El informe de la Delegación también informa sobre la situación de la lengua francesa y del plurilingüismo en las otras sustituciones europeas – el Consejo, el Parlamento, el Tribunal de Justicia, el Servicio Europeo de Acción Exterior, la sala de prensa, los sitios web, los llamados a licitación y los edificios– y verifica el mismo retroceso acelerado. Este documento presenta cuáles son las acciones para promover el francés y el plurilingüismo e indica la poca eficacia de ellas así como propone repensar profundamente la estrategia de la OIF (Organización Internacional de la Francofonía).
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Más información:
2) Escuchar a las crónicas de Noëlle Lenoir en France Culture, presidente del Círculo de Europa (El mundo según Noëlle Lenoir)
[1] La lengua vehicular, o lengua franca, es una lengua mixta que se habló entre la Edad Media y el siglo XIX en toda la cuenca mediterránea, sobre todo por marineros y comerciantes, pero también condenados, presos, esclavos y poblaciones desplazadas de cualquier origen. Hoy en día, por extensión, el término lengua franca significa una lengua vehicular utilizada por una población dada para comunicarse. Ejemplo: el Inglés (o el Inglés simplificado) en gran parte del mundo, en particular en las instituciones internacionales o en la comunidad científica mundial. Fuente: wikipedia
[2] http://www.langue-francaise.org/rapport_DGLF_2012.pdf