Jesús Álvarez dedicó una parte de su vida a traducir todas las canciones de Georges Brassens. ¿Cuál es el rol del traductor en la poesía? ¿Y en la vida? Algunas de las preguntas que se desprenden en esta entrevista con Cultures Connection.
Jesús Álvarez, ciertamente con alguna dosis de locura fruto de la admiración que provocan los genios, dedicó una parte de su vida a traducir todas las canciones de Georges Brassens. La entrevista que le realicé apunta a continuar el debate sobre el rol del traductor en la poesía, y por qué no, en la vida. Pero deseo sobre todo que estas líneas acerquen Brassens a un/a nuevo/a oyente. Creo compartir este anhelo con Jesús.
¿Por qué traducir todas las canciones de Georges Brassens?
Todo empezó cuando tenía 17 años y empecé mis estudios en la Universidad. Mi acercamiento a Brassens fue para aprender francés. Pero a medida que iba escuchando sus canciones me fui dando cuenta del valor de la música, de las letras y del mismo autor. Brassens es un poeta intemporal, clásico (que como decía Juan Ramón Jiménez quiere decir “vivo”). Su poesía a veces es medieval, a veces renacentista, a veces barroca, de cualquier época. Me recuerda a Garcilaso, Quevedo, Rubén Darío,… Es formidable cómo se ciñe a las formas estróficas y sin embargo su escucha resulta tan fluida como el verso libre… Y también están los temas tratados. Los de siempre, como el mismo Brassens dice: la vida, la muerte, la amistad, el amor, etc. Pero enfocados con esa maestría, sensibilidad y ese sentido del humor que va desde unos matices suaves hasta el sarcasmo más cáustico. Brassens, como todo genio, crea un universo propio. Y el suyo está lleno de belleza, inteligencia, sensibilidad y amistad.
¿Piensa en la música y en el ritmo al traducir canciones? ¿Hay que ser músico para traducir canciones y poeta para traducir poesía?
No pienso en la música ni el ritmo. Es imposible mantenerlo. Mi traducción responde a una pregunta muy simple: “¿Qué dice?”. Es una respuesta a la pregunta que en algún momento se hace todo aquel que escucha una canción en otra lengua, francés, inglés, italiano, etc. A partir de ahí, intento mantener siempre una traducción lo más literal posible, sin caer en el absurdo de mantener estructuras que no tengan sentido en español. Para mí, la estrofa de la canción A la sombra de los maridos “Les dragons de vertu n’en prennent pas ombrage” quizás sea la más perfecta de este genial cantautor.
¿Cómo logró llegar a la traducción “Que las mujeres castas no se sientan celosas”?
Ese verso es muy bonito. Brassens (y en esto me recuerda a Quevedo) siempre daba una vuelta de tornillo más en su burla. Un “dragon de vertu” es una mujer “qui exerce une surveillance jalouse, farouche et vigilante”. Aquí creo entender que Brassens no solo da a entender que puedan sentirse “molestas” por salvar a unas pecadoras antes que a ellas, sino que además se van a sentir “celosas”, como dejando entrever que son unas hipócritas y tan pecadoras como las otras. Y son pecadoras de pensamiento y no de obra y de este comportamiento arrancan todos los fanatismos, de un deseo reprimido.
¿Recuerda alguna canción o estrofa que le dio más trabajo?
Hay muchas que me han resultado difíciles, si no en su totalidad, en algunos pasajes: recuerdo “Les croquants”, “Bécassine”, etc. Sobre todo cuando hay palabras de registro coloquial o demasiado específico que no tienen una correspondencia exacta (la expresión “croquant” por ejemplo). Y hay otras que son intraducibles como “La ronde des jurons”.
¿Se sirve de otras traducciones, como las de Horacio Cerván o de Pierre Pascal, para inspirarse en sus traducciones?
He oído sus trabajos y de hecho en la página se puede escuchar al propio Brassens cantando las traducciones de Pascal. Sus versiones me han ayudado para entender a veces el significado, el sentido final de un fragmento. Pero los trabajos de los cantores de Brassens en español, aun siendo magníficos (las versiones y los vídeos de Cerván son una maravilla) no son traducciones, sino “recreaciones” y esto ya es más complicado aunque cuenten con el apoyo de la música. Ya no son canciones de Brassens sino otra cosa. Creo que su principal función debería ser atraer al oyente hacia el original. Y si después de escucharlos alguien se acerca y tiene dificultad en entender la letra en francés, pues ahí es donde entra en juego mi traducción. Es una obra de consulta. Sinceramente, creo que al final hay que llegar al autor. Brassens dice “esto”, y ahora que ya lo sé, voy y lo escucho en el original.
¿Cómo se siente cuándo sabe que está “traicionando” al autor? Es decir, ¿cuánto considera que se pierde en una traducción?
No tengo remordimientos por lo que he ido refiriendo antes. Creo que es demasiado lo que se pierde en una traducción, aunque sea en prosa, ni hablar en poesía. Considero que la traducción debe ser la llave que abre la puerta de entrada al original. Finalmente, hay que leer al poeta o escuchar la canción en su lengua original. Aunque a veces pienso en la impresión que se lleva alguien que lee mi traducción sin conocer para nada a Brassens. ¿Tendrá ganas de oír al poeta o habré conseguido el efecto contrario? Esto último sí me dolería bastante.
¿Tiene algún sueño por cumplir en relación a este trabajo?
Me gustaría verlo publicado en libro. Hay algunos libros en español pero en ediciones muy antiguas y a veces difícil de encontrarlos, sin mencionar que en algunos casos las traducciones son lamentables (traducen palabras con un sentido que no poseen ni en la lengua original).
Quiero agradecer a Jesús Álvarez por su dedicación y amor en difundir la obra de un artista genial. Pueden encontrar todas sus traducciones y mucho más en http://www.brassensenespanol.net/
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