10
03
2018
La aparición del nombre de un traductor amateur en los créditos del subtitulado de la serie Shameless de Movistar+ generó indignación entre los profesionales.

Los nuevos problemas de traducir series

El éxito de las series amplió las oportunidades de servicios de subtitulado pero también marcó las nuevas dificultades para mantener la calidad de los productos.

La convocatoria de Netflix a traductores aficionados para la adaptación de sus contenidos o el uso de Movistar+ para una de sus series de subtítulos realizados gratis por usuarios de Internet abrieron una caja de Pandora en el mundo de la traducción. Presentaron los conflictos entre trabajo calificado y amateur en un atractivo mercado audiovisual pero también marcaron las dificultades de moda que atraviesan los traductores con las nuevas tecnologías. ¿Es posible una traducción rápida sin perder calidad?

La multiplicación de series emitidas en televisión, computadoras y dispositivos móviles instaló una nueva modalidad rentable de consumo masivo, individual e inmediato. Aunque las posibilidades de empleo en servicios de subtitulado se ampliaron, los altos costos y la intensa velocidad de mirar programas llevan a las empresas de contenidos a contar con un equipo de subtitulado chico y delegar este servicio a compañías especializadas, que a su vez buscan ser competitivas con precios bajos y plazos de entregas acotados.

La rentabilidad y la rapidez se ganan a costa del esfuerzo en el subtitulado, con menos planificación y trabajadores en la cadena de valor. Por cumplir con plazos exigentes, se descuidan procesos importantes como la adaptación de juegos de palabras o referencias culturales del idioma de origen, la sincronización de la imagen con la palabra o las ediciones de contenido y técnica. A su vez, los traductores reciben un salario muy inferior al que perciben en proporción los intermediarios que ofrecen la prestación.

El caso de Movistar+ en España durante enero de 2017 tomó notoriedad por ser una plataforma que busca ofrecer programas de calidad y cobra tarifas elevadas. Al cierre de un episodio de su serie Shameless, aparecieron el nombre del creador de los subtítulos y la dirección Web de una comunidad de aficionados que realiza el trabajo gratuitamente para difundirlos veloz en Internet. Movistar+ atribuyó el hecho a una empresa de traducciones a la que tercerizó el servicio, quien para cumplir con la fecha límite impuesta habría subcontratado a otra entidad que tomó el subtitulado online. Sin embargo, reconoció no tener un control de calidad posterior para verificar este producto.

El trabajo desinteresado de estos cibernautas plantea otro debate. Los profesionales deben cumplir con ciertos estándares de calidad vinculados a la ortografía, gramática, tipografía o cantidad de caracteres. Además, deben apegarse a derechos de autor y confidencialidad con la empresa contratante. En el caso de los aficionados, estos puntos pueden pasarse por alto con la meta de compartir sus productos lo más pronto posible a televidentes que acceden a la serie con copias ilegales.

Para acrecentar la polémica, la plataforma Netflix se sumó a HBO y lanzó el programa Hermes para reclutar personas y pagarles por la cantidad de minutos de traducción que realicen. El sistema evalúa el dominio del idioma requerido con solo un examen de comprensión, gramática y contextualización de las traducciones.

Así, las condiciones de trabajo del traductor profesional son hoy más difíciles y las posibilidades de encontrar problemas en un subtítulo son mayores, sin importar de dónde provenga. Los perjudicados siempre son los mismos: los espectadores.

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Este articulo fue escrito por Gonzalo Olaberría

Antes de comenzar como Digital Content Manager en Cultures Connection, trabajó en Argentina como periodista para medios gráficos nacionales y como consultor en comunicación política y corporativa.