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21
2019
Intérprete en Festival de Cannes.

“Lo principal para un intérprete es tener un sexto sentido para saber documentarse”

De cara al 72º Festival de Cannes, la intérprete especializada Nadia Martín nos cuenta cómo se trabaja entre filmes y estrellas internacionales.

El Festival de Cannes abrió sus puertas una vez más y su edición 72 hizo una selección de calidad en la que 21 películas lucharán para hacerse con la Palma de Oro. La alfombra roja mostrará experiencia y juventud con figuras de renombre internacional como Quentin Tarantino, Pedro Almodóvar, Ladj Ly, Diao Yinan o Marco Bellocchio. No por nada es uno de los tres festivales más importantes del mundo, acreditados por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos, junto a los de Venecia y Berlín.

Su reconocimiento como categoría A lo hace tener que cumplir ciertos estándares de calidad en la selección de películas y jurados, pero también lo obliga a respetar niveles altos de organización y comunicación. El Festival de Cannes realiza año a año un sinnúmero de eventos paralelos en el que se movilizan tantos artistas y espectadores que podrían llegar a paralizar la Costa Azul.

¿Qué rol tienen los intérpretes en este tipo de festivales artísticos de gran envergadura? Nadia Martín (Salamanca; 1982), profesional con experiencia en actividades cinematográficas, lo entiende como el engranaje en una máquina que tiene que funcionar perfecta, aunque a veces salten algunas tuercas por los aires.

Freelancer por elección, entró en el mundo del cine gracias a la recomendación de una colega. Participa en todo tipo de festivales y pone su voz en español, francés e inglés para aquellos directores, actores y medios de prensa que la necesiten. Su trabajo más importante quizás sea el que realiza en el Festival de San Sebastián, en España, del mismo nivel que el de Cannes.

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– ¿Qué tipos de servicios de interpretación realizás en San Sebastián?

– El Festival tiene dos partes: la sección oficial de interpretación, que es un equipo muy grande de intérpretes gestionados por una persona, y también es habitual que las productoras y distribuidoras lleven a sus propios intérpretes para la promoción de sus películas. Yo empecé trabajando para productoras y distribuidoras en 2014 y en 2018 participé por primera vez en la sección oficial del Festival. Con las productoras y distribuidoras son básicamente maratones de entrevistas y todo lo que surja en torno a una película. En la sección oficial te puede tocar trabajar en eventos paralelos de la industria del cine, en coloquios sobre marketing de cine, en las ruedas de prensa, en las galas, en absolutamente todo lo que haya organizado el Festival.

– Más allá de la variedad de actividades oficiales, ¿te suelen designar alguna en particular?

– Te puede tocar cualquier cosa. Las entrevistas para las productoras y distribuidoras siempre son del mismo estilo, un día una película; como mucho una mañana una película y una tarde otra. Es obligatorio ver la película y prepararte todo lo posible, sobre todo porque al director le gusta que el intérprete sepa y demuestre interés porque es su bebé, su producto más preciado. Son normalmente entrevistas en consecutiva pero es una mezcla con simultánea porque, para ahorrar tiempo, suelen dar una grabadora para interpretar mientras el artista habla y hacer todo más deprisa. Cuando se trabaja directamente para el Festival, hay muchos imprevistos, se retrasan las cosas, entonces hay que tener flexibilidad porque puede tocar improvisar. Por eso hay que llevar trabajo previo de todas las secciones, películas, miembros del jurado. Te pueden llamar de repente para ir a un coloquio porque un director ha dicho que, después de la proyección de su película, quiere pasarse por el cine y hablar con el público. Y eso no estaba previsto. Entonces la encargada del Festival tiene que elegir un intérprete y, aunque no has visto su película porque estabas en otro sitio, tienes que tener los recursos suficientes para hacer un buen trabajo.

– ¿Cuál es el mayor desafío para hacer interpretaciones en el Festival?

– El mayor desafío es justamente la gran cantidad de información cinematográfica que tienes que tener aprendida de casa, porque el mundo del cine es inmenso y todos los que participan en ese mundillo tienen mucho trabajo en sus espaldas. Los periodistas pertenecen a la sección de Cultura o Cine de sus medios, entonces saben muchísimo y pueden hacer una pregunta de cualquier cosa. En la presentación de una película que ha salido ese mismo año, un periodista puede preguntar si se encuentra inspirada en Hitchcock porque tiene muchos reflejos de un film suyo del año 50. Tienes que tener mucho bagaje cultural también porque no sabes en qué momento se van a salir del guion que tenías previsto.

Cuando se trabaja directamente para el Festival, hay muchos imprevistos, se retrasan las cosas, entonces hay que tener flexibilidad.

– ¿Cómo cambian tu manera de trabajar la imprevisibilidad y la justeza en los tiempos?

– En realidad, las modalidades de interpretación están muy bien diferenciadas. Pero así como la simultánea tiene poco margen de desvío, la consecutiva tiene muchísimo y lo que más se hace en entrevistas es consecutiva. Con la consecutiva tienes que estar muy pendiente del orador en todo momento. Porque notas que hay gente que está muy cómoda hablando frases largas y no hacen ningún descanso para que entres tú, gente que no está tan cómoda con eso y prefiere hablar poco para que intervengas, u oradores que hablan y te miran para que le digas cuándo parar. Ahí también se establece un vínculo bonito y tienes que tener la capacidad de adaptarte muchísimo porque si, por ejemplo, te encuentras acostumbrado a la consecutiva con frases cortas y no has trabajado tanto la memoria, con ciertos oradores te vas a ver en dificultades.

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– ¿Cómo es el trato con los oradores?

– Normalmente es muy bueno. Hay actores y directores que son más accesibles que otros. Con la prensa acabas conociéndote de un festival a otro. El intérprete tiene que “saber estar”: saber cuál es su sitio, estar disponible sin obstaculizar. En determinados momentos, a la vez que hay una entrevista, se hacen fotos, se está grabando. Los años te dan muchas tablas para saber la mejor postura, a qué distancia o en qué momento a lo mejor te tienes que alejar un poco, qué puedes decir y que no. Para crear un clima agradable, siempre procuro que sean ellos quienes lleven la iniciativa en el trato.

El mayor desafío es la gran cantidad de información cinematográfica que tienes que tener aprendida de casa.

– ¿Te tocó participar de una charla donde hubiera interacción con el público? ¿Es un trabajo difícil?

– Sí, me han tocado alguna vez y, sí, es difícil porque suelen ser imprevisibles. El público pregunta de cualquier cosa y, cuanto más informal es el entorno, más posibilidad hay de que se acaben haciendo chistes, que es el terror de todo intérprete. No sabes si van a aparecer nombres propios, cifras, chistes intraducibles. Eso depende mucho de la cultura. También me ha pasado de traducir un chiste y no haberlo comprendido a pesar de entender todas las palabras y, claro, tienes que decir algo. Sabes que el público no lo va a entender porque tú no lo has hecho, pero tampoco quieres dejar mal a la persona que ha contado el chiste. Tienes que solventar la situación de manera elegante: “¿puedes contarlo otra vez?”, “esto es algo cultural entonces no se va a entender, pero creo que quieres decir esto”.

– ¿Hay diferencias en el trabajo entre estos festivales de categoría A y aquellos de menor envergadura?

– La exigencia es la misma y yo no hago distinciones entre clientes de una categoría u otra, me preparo exactamente igual. En cuanto al tipo de películas que se presentan sí, a la organización y cantidad de eventos paralelos también hay diferencia, pero no es uno más difícil que el otro.

– ¿Tuviste algún reto puntual en San Sebastián que te haya hecho aprender algo?

– Durante el primer año lo que más me marcó es que tienes que ser muy flexible. Tienes que estar preparado para absolutamente todo, incluso con la ropa. Tienes que estar en un ambiente de categoría, ser consciente de que vas a estar muchísimas horas, que vas a estar de pie la mayor parte del tiempo, de que vas a estar pasando del interior al exterior. En otro tipo de interpretaciones sigues mucho más un guion y hay poca posibilidad de desviación, pero en un festival de cine de esta magnitud el intérprete tiene que ser muy flexible y no perder ni una pizca de información porque los actores y directores hacen una apuesta por llevar sus películas a determinados festivales. Entonces está todo muy encajado y el intérprete es un engranaje más en toda esa maquinaria. Solo hay una oportunidad y tiene que salir todo perfecto. Es un trabajo con bastante adrenalina pero es genial. Estar acompañando a un actor o a un director durante todo un día es conocer a artistas que no tendrías tan de cerca. Han sido capaces de hacer una película, contar una historia y los tienes ahí para enterarte de absolutamente todo lo que rodea su creación, anécdotas personales, en qué se han inspirado. Te llevas una imagen más completa de todo, así que es un privilegio.

El intérprete tiene que “saber estar”: saber cuál es su sitio, estar disponible sin obstaculizar.

– ¿Hubo alguna interpretación de la que te haya gustado participar?

– Sí, he tenido varias ocasiones de trabajar con Éric Toledano y Olivier Nakache, que son los directores de varias comedias francesas que en España han tenido mucho éxito. Son los directores de Intocable. Ya habían hecho cosas antes pero esa película tuvo muchísimo éxito en España y no se lo esperaban. Entonces, a partir de ahí, han creado una relación especial con el público español, han sacado dos comedias más desde entonces, en las que he tenido la posibilidad de participar en sus promociones. Y como he coincidido con ellos tantas veces, no solo en el Festival de San Sebastián, es muy bonito. Son encantadores. Incluso, nos preguntan “¿qué os pareció la película?”, “¿qué tal los chistes?”, “¿hacen gracia en España?”. Es genial tener a un director tan cerca, ver la evolución de su obra año tras año.

– ¿Qué recomendaciones le darías a un intérprete para encarar un trabajo de interpretación en Cannes o San Sebastián?

– A mí me quedó grabada una recomendación que nos hizo una profesora cuando estaba estudiando. Dijo que el mejor traductor no es el que sabe un idioma, ni el que es más puntual o sabe de todo, sino el que tiene el sexto sentido de saber qué tiene que investigar. Ella lo llamaba el clic de la desconfianza. “¿Esta cifra de verdad será así?”, “¿un pingüino es un pájaro o es un ave?”. He aprendido que lo principal para un intérprete profesional es tener un sexto sentido para saber documentarse, qué tipo de información puede resultar útil para preparar cada encargo, y obviamente que el tema te interese un mínimo porque, si te va a resultar un suplicio, no vas a estar en buena disposición para hacerlo. Cuando trabajas con productoras y distribuidoras, te facilitan el visionado de la película, entonces puedes buscar un poco más lo que pienses que va a salir: la ficha técnica, trabajos anteriores de los directores y de los actores, cosas que tu instinto te diga que a un periodista le pueda interesar saber.

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Este articulo fue escrito por Gonzalo Olaberría

Antes de comenzar como Digital Content Manager en Cultures Connection, trabajó en Argentina como periodista para medios gráficos nacionales y como consultor en comunicación política y corporativa.