09
22
2016
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Bélgica, el paraíso de los traductores

Bélgica, ¿el paraíso de los traductores? En este artículo, descubre las razones por las cuales el país atrae tantos intérpretes y traductores.

A veces, es difícil tratar de imaginarse ese pequeño enclave situado entre Francia, Alemania, Luxemburgo y Holanda, llamado Bélgica. Con once millones de habitantes y tres lenguas oficiales –francés, holandés y alemán–, este país prácticamente llano puede convertirse, sin más ni más, en un rompecabezas lingüístico e institucional. ¡Sí, leyó bien! La tierra de la cerveza y el chocolate cuenta con tres idiomas oficiales y ¡no dos!

Bélgica, cuyo centro se divide entre Flandes y Valonia, comprende tres comunidades lingüísticas que corresponden a las zonas en las que se habla cada uno de los tres idiomas: la comunidad flamenca, al norte; la francesa, en el sur; y la de habla alemana, que representa menos del 1 % de la población total, se encuentra en la frontera con Alemania.

En este conjunto multilingüe, se estima que solo el 39,5 % de la población domina el francés y el holandés (Jonathan Van Parys, 2006), principales idiomas del país, lo que abre, de esta manera, un amplio mercado para la traducción y la interpretación. Su capital, Bruselas, juega un papel clave en este sector.

Bruselas, la capital bilingüe

El caso de Bruselas es muy particular. En la capital, punto de encuentro de franceses y holandeses, todo, absolutamente todo, se traduce: desde carteles de señalización hasta documentos administrativos, pasando por afiches publicitarios, anuncios de eventos y reuniones de todo tipo. Para los traductores que trabajan la combinación lingüística holandés-francés es, sin lugar a dudas, el paraíso. Son un eslabón esencial de la comunicación entre los diferentes actores de la metrópoli.

Bruselas, el corazón de Europa

Pero cuidado, en esta ciudad, el mercado de la traducción se extiende a muchos otros idiomas. En Bruselas, capital de la Unión Europea, residen muchos expatriados de todo el mundo. No hace falta decir la importancia que cobran los traductores e intérpretes en esta diversidad cultural y lingüística. Además del francés y el holandés, se escucha el alemán, árabe, chino, español e infinidad de otros idiomas.

Es evidente que el multiculturalismo es una bendición para el traductor y el intérprete. Ambos profesionales son esenciales para traducir cualquier intercambio entre las delegaciones extranjeras, y su presencia es indispensable en las reuniones de las instituciones y organizaciones internacionales con sede en la capital. Bruselas es un punto de confluencia comercial y el centro de la política y las negociaciones europeas. En este contexto, los representantes de la profesión son los garantes de una perfecta comunicación a nivel internacional. Sin embargo, este sector carece drásticamente de profesionales, cuya combinación lingüística es inusual, por ejemplo, francés-hindi u holandés-letón.

Bruselas, sus habitantes e idiomas nacionales

Para los bruselenses y, en términos más generales, para la población belga, es altamente recomendable manejar las dos lenguas principales. Es más, el dominio del francés y del holandés se requiere, a menudo, en el campo profesional.

Aunque el bilingüismo está muy extendido, ¡no cualquiera puede considerarse traductor! Sin duda, este adquirió capacidades que no todos poseen. Para los campos técnico, médico, legal e institucional, siempre habrá que recurrir a un profesional de la lengua.

Por ello, todos aquellos traductores que estén en busca de nuevos retos, Bélgica puede ser una excelente opción.

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Este articulo fue escrito por Gaelle Hardy

Recién graduada de interpretación en la Universidad de Lieja (Bélgica), Gaëlle está de pasantía en Cultures Connection en Buenos Aires.